Náufrago
La Habana, 2019.
La historia que aquel habanero me contó fue la siguiente: En el año 1994, en plena crisis de los balseros, cuando muchos cubanos trataron de cruzar el Caribe hacia Miami, hubo uno en concreto que naufragó, su endeble embarcación no soportó las mareas y dejó a ese hombre flotando a su suerte. La suerte apareció en forma de yate, los marineros lo vieron y lo subieron a bordo. Al cabo de un rato, una señora mayor salió de su camarote para conocer al náufrago, resultando ser nada menos que Isabel II, la reina de Inglaterra, que pasaba unos días de vacaciones por el Caribe. Al conocer su historia, lo nombró ciudadano inglés de inmediato, haciéndose una foto con él. Aquella imagen resultó ser la primera noticia que recibió la madre del cubano después de semanas de incertidumbre. Años después, un equipo de filmación que estaba grabando por los pueblitos de Sierra Maestra, se toparon con la foto colgada en el salón de aquella mujer, que les contó esta historia.
Nunca supe si aquello fue cierto, pero desde entonces, cada vez que veo un marco con una foto colgado de una pared, me acuerdo de la historia del naufrago cubano, hoy en día naufrago inglés.